Erik Haindl

Salvemos a los criadores de cabras de la IV Región

Erik Haindl Rondanelli Economista

Por: Erik Haindl | Publicado: Viernes 6 de septiembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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La sequía en la IV Región es la más intensa de los últimos 80 años. En Salamanca han llovido solo 13 milímetros, siendo que en un año “normal” llueven alrededor de 155 mm. En Ovalle y Vicuña no ha llovido nada.

Además de los difíciles momentos que esto implica para la agricultura, existe un grupo de compatriotas para quienes esto significa una verdadera tragedia. Se trata de las personas que se dedican a la crianza de cabras. Este grupo de pastores suelta sus animales en el cerro para que se alimenten de pasto y brotes verdes, con lo cual obtienen leche, queso y carnes.

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Al no llover nada, los cerros están secos y las cabras no tienen de qué alimentarse. Esto genera una enorme mortandad entre los animales, que literalmente se mueren de hambre. Como los criadores viven de lo que producen las cabras, los pastores y dueños de las cabras pierden su sustento, y quedan ellos también expuestos a la hambruna.

Una situación similar a esta ocurrió en 1968, bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva. En dicha oportunidad llovieron sólo 58 mm en el valle del Choapa y casi no hubo precipitaciones en los valles más al norte. Especialmente graves fueron las mortandades de animales en las zonas de Canela y Mincha, donde muchos pastores de cabras se murieron de hambre, después de que se murieron sus animales. El gobierno de la época no hizo nada para salvar a sus compatriotas.

Los mapas de la extrema pobreza realizados por el gobierno militar a fines de la década de los setenta, identificaron a los criadores de cabras dentro de la extrema pobreza rural. Estos grupos fueron parte del objetivo de la ayuda en forma de gasto social, que se focalizó entonces para ayudar a los grupos en extrema pobreza. La focalización del gasto social en los más pobres, junto con el crecimiento de la economía, fueron los principales instrumentos que permitieron reducir la pobreza en Chile desde el 39,6% de la población en 1985 hasta el 7,6% en 2017 (CASEN). La pobreza extrema, en tanto, se redujo desde el 19,3% de la población en 1985 hasta sólo el 2,2% en 2017 (CASEN).

Desafortunadamente, los pobres dejaron de ser una prioridad en el gasto social desde hace muchos gobiernos. Sin embargo, este caso es de vida o muerte, y se trata de familias rurales en extrema pobreza. ¿O es que queremos repetir la experiencia de 1968?

Se podría hacer un programa especial de gasto social para apoyar a los pastores, entregándoles pasto para sus cabritos, hasta que lleguen las lluvias el próximo año. En primer lugar, habría que empadronar a estos pastores y sus rebaños. En el programa, los criadores deberían comprometerse a reducir sus ganados, tratando de salvar un núcleo de cabritos que les permitan continuar con su negocio, una vez que vuelvan las lluvias. Se les debería apoyar con una cuota de fardos de pasto suficiente para salvar a los animales, lo que permitiría que se recuperaran con posterioridad.

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